“Ser voluntario en el CCC me ha permitido continuar mi carrera de una manera muy significativa y satisfactoria.”

13 de septiembre de 2024

Frank Moyer no perdió tiempo cuando se retiró de la práctica con Novant en Maplewood Family Practice en la víspera de Año Nuevo de 2022. Inmediatamente solicitó ser voluntario en el CCC, y su primer día fue el 27/02/2023.

“He sido médico familiar desde 1978. Era mi ambición antes de comenzar la escuela de medicina. Ver, hablar, y tratar a pacientes de todas las edades ha sido una vocación para mí durante años. Realmente he disfrutado y encontrado una gran satisfacción en ser médico familiar.”

Dr. Moyer fue a la escuela de medicina e hizo su residencia en Bowman-Gray (ahora Escuela de Medicina de la Universidad de Wake Forest) y trabajó durante un año en la facultad antes de servir 5 años como médico de familia en la Marina. Enseñó a residentes durante once años y practicó en Virginia antes de regresar a Winston-Salem en 1998. Pasó más de 24 años en Maplewood Family Practice, donde practicó y supervisó a estudiantes de medicina.

Trabajar en el CCC ha brindado una oportunidad nueva e inesperada para continuar su carrera como Dr. Moyer siempre quiso.

“Fue inmediatamente evidente que los pacientes necesitaban ayuda y que todo el personal estaba absolutamente dedicado a brindarles la mejor atención y hacerlo de una manera muy alegre. Es muy alentador practicar en este entorno. Como beneficio adicional, también puedo supervisar a estudiantes de medicina en el CCC. Cada vez que soy voluntario, paso mi tiempo haciendo todo lo que siempre he querido hacer como médico. Vuelvo a casa emocionado y ansioso por regresar. Esto fue inesperado, y estoy muy agradecido por esta experiencia. Se me ha dado la oportunidad de continuar como médico y maestro, sirviendo a la comunidad que ha hecho tanto por mí. Es emocionante ser parte de esta maravillosa organización. Es un honor poder trabajar aquí y contribuir como médico.”

“Recientemente vi a una paciente pediátrica sin cita previa en el CCC. Era nueva en la clínica y tenía diabetes juvenil. Tenía un estudiante conmigo y, a través del intérprete, supimos que acababa de llegar a la zona desde la República Dominicana, tenía 11 años y casi se le había acabado la insulina. Su abuela estaba con ella y entendía las reglas dietéticas para un diabético. Seis meses antes, en la R.D., la niña casi había muerto de cetoacidosis diabética (CAD) con un nivel de azúcar en sangre de más de 900, lo que la puso en estado de coma. Después del alta, había obtenido un sensor y monitor de glucosa implantado y llevaba registros increíblemente buenos de su glucosa en sangre. A pesar de sus esfuerzos ejemplares, estaba recibiendo una sobredosis de insulina y tenía frecuentes episodios de alteración de la conciencia debido a la baja glucosa en sangre. En poco más de una hora, pudimos reducir sus inyecciones de insulina a dos veces al día, felicitarla por su buen mantenimiento de registros, reforzar los excelentes consejos de su abuela sobre la dieta, renovar su receta, programar una cita con nuestro Educador de Diabetes y darle la bienvenida a los EE.UU. y a la buena atención en el CCC. Todo esto sucedió mientras enseñaba a un estudiante de medicina. Qué experiencia tan única y multifacética.”

“Ser voluntario en el CCC me ha permitido continuar mi carrera de una manera muy significativa y satisfactoria. Todos deberían tener acceso a la atención médica. Todos. Y todos los que no pueden pagarla tienen acceso al CCC. Esto cubre a una gran parte de nuestra comunidad, y somos una mejor comunidad por servir a esta población a través del CCC.”

“Originalmente, mis planes para la jubilación se centraban casi exclusivamente en viajar. El voluntariado en el CCC ha cambiado eso. Espero pasar más tiempo en la clínica y menos tiempo en la carretera en el futuro. Es agradable tener la oportunidad de retribuir y recibir mucho más a cambio. Ha sido un placer conocer y trabajar con todos en el CCC. Me siento honrado de ser parte de ello.”